Si hubiera un puesto en la más grande y mejor empresa del mundo, donde se requirieran conocimientos tan amplios y variados, que incluso para otorgar el sueldo se llegara a la conclusión que no hay con que pagarle todo lo que  sabe, las horas que dedica y la efectividad que tiene en su desempeño, ese puesto gerencial, estaría esperándote a ti.

¿Porque entonces nos es tan difícil admitir ante los demás, que SOMOS AMAS DE CASA?, nosotras somos las primeras que no valoramos lo que hacemos, créanme es mucho; le quitamos horas al sueño para terminar las labores, revisamos tareas, curamos enfermedades del cuerpo y del alma, estiramos el presupuesto y si hay poco dinero, hacemos magia con lo poco, servimos verdaderas delicias culinarias, acompañamos, llevamos y traemos todo el día a los hijos, escuelas, compromisos,  en fin…por la noche seguimos trabajando y compartiendo con el compañero y aún hay más….

Creo firmemente queridas amigas, que en la medida que retomemos y valoremos la excelente labor que realizamos, el profesionalismo, la dedicación y entrega que nosotras ponemos en lo que hacemos, en la medida que se nos note el orgullo de decir a voz en cuello ¡SOY UNA ORGULLOSA Y FELIZ AMA DE CASA!, la sociedad tendrá que voltear a vernos y reconocer que somos ese motor que la impulsa, de nuestras casas, salen todos los días los seres humanos que mueven al mundo. En la manera que los formemos y motivemos, esta la clave para que nuestro esposo e hijos reconozcan y valoren el trabajo y se sumen como miembros de un equipo a participar en el éxito de nuestra empresa que se llama HOGAR.

Cuesta trabajo, exige mucho esfuerzo, no hay remuneración económica y aún así…LO HACEMOS… por AMOR. FELICIDADES!

Leticia Orozco de Huerta.

Una ama de casa feliz.